El ser humano ha sido la mayor parte de su historia un depredador omnívoro. No ha sido hasta los últimos 10000 años cuando algunas sociedades empezaron a compaginar sus actividades de caza y recolección con la agricultura y la ganadería. La causa principal fue el incremento de la población. Este importante cambio comportó sedentarismo y cambios mentales y organizativos, tales como la división del trabajo o los primeros sistemas de escritura.
La evolución de la población de las sociedades agrarias se puede explicar mediante el modelo demográfico antiguo, caracterizado por unos índices altos de natalidad y mortalidad y una baja esperanza de vida al nacer.
A causa del crecimiento demográfico, Malthus elaboró su teoría, según la cual todas las sociedades tienen un límite en la cantidad de alimentos de que pueden disponer (techo maltusiano), ya que la producción crece en progresión aritmética y la población en progresión geométrica. Pero existen una serie de frenos o controles que permiten disminuir o, incluso cambiar, el signo del crecimiento. Estos frenos son los compulsivos (incremento de la mortalidad) y los preventivos (disminución de la natalidad). Hay que destacar que las sociedades que utilizan frenos preventivos (en la época preindustrial sólo Europa Occidental) se quedan más lejos del techo maltusiano y no llegan a los niveles de pobreza que tienen aquellas sociedades en las que la mortalidad es la principal causa de limitación de población.
En cuanto a la producción agrícola, la agricultura tradicional, dependía de la tierra, el trabajo, las técnicas disponibles y en menor medida del capital. En esta época, todo procedía de la tierra: alimentación, energía... (economías orgánicas). Podemos diferenciar entre la agricultura mediterránea y la del norte. La primera se caracterizaba por disponer de tierras fáciles de cultivar con el arado romano, aunque eran pobres y afectadas a menudo por la sequía. Las tierras del norte de Europa eran más compactas (se necesitaba una mejora del arado romano: el arado de ruedas) y de más calidad. Su principal característica común era el aislamiento y la principal diferencia, la organización de la producción. Hay que destacar que la aparición del arado de ruedas, junto con la invención del yugo y la herradura, permitieron el inicio de un gran ciclo de crecimiento agrario. Continuará...
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Profr. Paloma Fernández y Carlos J. Rosas.