La industrialización de los países más avanzados afectó al resto de economías del mundo que todavía no habían llevado a cabo este proceso, lo que comportó una globalización de la economía basada en la división internacional del trabajo dirigida por los países dominantes y a su favor. Para dominar sobre los países subdesarrollados llegaron, incluso, a utilizar la violencia si era necesario. Algunos de los objetivos de la dominación eran: conseguir el control sobre el comercio colonial, obtener primeras materias, mano de obra o simplemente prestigio. Esta globalización económica comportó crecimiento pero provocó un incremento de las diferencias entre países (o regiones) ricos y pobres. El dominio de los países industrializados sobre el resto del mundo recibe el nombre de imperialismo, que representó la formación de nuevas colonias y el mantenimiento de algunas ya existentes. Destacan:
Nuevas Europas: se trata de territorios colonizados por población blanca de origen europeo, especialmente británicos. Esta población procedente de la metrópolis era la que tenía el poder político y económico, mientras que la población autóctona era eliminada o rechazada hacia el interior. Destacan Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.
India: era una colonia británica que fue condenada a la miseria y al subdesarrollo a causa de una serie de medidas fiscales y aduaneras aplicadas por el gobierno británico para reducir sus exportaciones de tejidos de algodón, y así intentar obtener el predominio.
Resto del mundo: el resto del mundo fue repartido entre las grandes potencias, en la conferencia de Berlín de 1885. El dominio sobre estos territorios (mayor parte de África, Asia y Oceanía) no se realizó por medio de la inmigración de población metropolitana, como en el caso de la Nuevas Europas, sino a través de la sujeción de la población indígena, sobretodo mediante el ejército y la administración.
Con esto vemos el egoísmo de los países más avanzados, que intentan conseguir un rápido desarrollo y la dominación de todos los territorios posibles a toda costa, sin importarles nada más: ni la miseria o incluso la desaparición de la población indígena, ni la situación de las clases bajas de la metrópolis que eran las que tenían que financiar todos los costes que comportaba la expansión territorial... Por lo tanto, esto comportó el aumento de la diferenciación social.
Nuevas Europas: se trata de territorios colonizados por población blanca de origen europeo, especialmente británicos. Esta población procedente de la metrópolis era la que tenía el poder político y económico, mientras que la población autóctona era eliminada o rechazada hacia el interior. Destacan Canadá, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda.
India: era una colonia británica que fue condenada a la miseria y al subdesarrollo a causa de una serie de medidas fiscales y aduaneras aplicadas por el gobierno británico para reducir sus exportaciones de tejidos de algodón, y así intentar obtener el predominio.
Resto del mundo: el resto del mundo fue repartido entre las grandes potencias, en la conferencia de Berlín de 1885. El dominio sobre estos territorios (mayor parte de África, Asia y Oceanía) no se realizó por medio de la inmigración de población metropolitana, como en el caso de la Nuevas Europas, sino a través de la sujeción de la población indígena, sobretodo mediante el ejército y la administración.
Con esto vemos el egoísmo de los países más avanzados, que intentan conseguir un rápido desarrollo y la dominación de todos los territorios posibles a toda costa, sin importarles nada más: ni la miseria o incluso la desaparición de la población indígena, ni la situación de las clases bajas de la metrópolis que eran las que tenían que financiar todos los costes que comportaba la expansión territorial... Por lo tanto, esto comportó el aumento de la diferenciación social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario