El sistema del patrón oro se podría definir como la convertibilidad en oro y no en plata del papel moneda o de cualquier otro sustituto bancario de la moneda con valor real. Se trata de un sistema monetario de cambios fijos.
A mediados del s. XIX sólo utilizaban el patrón oro Gran Bretaña (adoptado en el s. XVIII) y Portugal. Pero a partir de 1870 las principales potencias comerciales abandonaron sus antiguos patrones (mayormente de plata) y adoptaron el patrón oro. Esta situación permitió la creación de un sistema monetario internacional de pagos de patrón oro. No estaban en el patrón oro los países no competitivos como España. Estos últimos utilizaban el patrón plata. La principal ventaja del patrón plata era la abundancia de este material durante el s. XIX, lo cual la hizo más asequible porque disminuyó su valor. Esto permitía tener una oferta monetaria (en volumen) superior a los que tenían el patrón oro, lo cual era fundamental en épocas de crisis.
El sistema monetario internacional se basó en el dinero bancario, siempre que este fuera convertible, a una paridad fija, en oro por el banco central de cada país. El valor de conversión recibió el nombre de paridad porque a través del oro cada moneda estaba relacionada con las demás a una paridad fija. Las dos funciones de este sistema eran: conseguir la máxima estabilidad de cambios en los mercados de divisas y la estabilidad de los precios interiores, todo para conseguir una globalización de la economía.
Según el autor David Hume, este sistema monetario internacional basado en el patrón oro se equilibraría automáticamente: los países con una balanza comercial negativa perderían oro. Esto implica una reducción de la oferta monetaria y del nivel de precios y un aumento del tipo de interés, pero la deflación volvería a hacer competitivas sus exportaciones y así se llegaría de nuevo al equilibrio. Todo lo contrario sucede con los países que tienen un superávit en la balanza comercial.
El fin del patrón oro se inició con el declive de la supremacía en el comercio internacional de Gran Bretaña. Hay que destacar que este patrón beneficiaba a los países centrales y perjudicaba a los de la periferia, que dependían de la cotización de unos pocos productos de exportación, y donde los ajustes deflacionarios eran mucho más duros.
Personalmente opino que la creación de un único sistema de pago, aunque existan diferentes monedas, incrementa y facilita en gran manera los intercambios. Además la creación del dinero fiduciario fue un paso muy importante para la economía principalmente por la comodidad que reporta.
En cuanto a la actualidad, podemos ver como se van unificando las monedas para facilitar las transacciones. Es el caso de la zona euro, formada por la mayor parte de los países de la Unión Europea. También pienso que es muy importante el papel que juegan los bancos centrales dentro de la economía mundial al controlor el tipo de interés, la masa monetaria... con el fin de evitar entre otras cosas, la inflación, que disminuye el poder adquisitivo de los consumidores, por lo tanto estos compran menos, se produce menos, incrementa el paro... y se entra en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario