Esta crisis se inició en los Estados Unidos y se extendió rápidamente al resto del mundo. Tuvo sus bases en la depresión que sufrió EE.UU. por la adopción de políticas económicas, especialmente monetarias, inadecuadas y por la caída de las inversiones (importante disminución de la demanda y aumento de la productividad). Así, la producción empezó a crecer más deprisa que la capacidad de compra de la población. Ante esta situación los empresarios decidieron paralizar las inversiones y desviar sus beneficios hacia las finanzas: concedieron créditos al exterior y sobretodo invirtieron en bolsa. Como consecuencia, los precios comenzaron a caer y aumentaron en gran medida la inversiones en bolsa hasta el punto de que tanto las autoridades como los expertos estaban convencidos de que el alza de las cotizaciones era excesiva y que acabaría provocando una recesión. Además, hay que destacar la ausencia de un organismo que controlara esta situación. Al cabo de poco tiempo, esta situación cambió drásticamente, la gente dejó de inyectar nuevos capitales a la bolsa y se inició una oleada de pánico y temor a perder las inversiones que recorrió todo el país. El punto álgido se alcanzó el día 24 de octubre de 1929 (jueves negro) y posteriormente el 29 del mismo mes (martes negro). En estos días la gente se abalanzó a la bolsa y a los bancos para intentar recuperar sus inversiones. Como consecuencia de esta situación muchos bancos cerraron, muchas empresas quebraron y miles de familias quedaron arruinadas y sin trabajo.
Se intentó hacer frente a las crisis mediante el New Deal de Roosevelt cuyos objetivos eran: devolver la confianza a la población para evitar que se repitiera una crisis como la vivida, reactivar la economía mediante un impulso al consumo y una serie de medidas sociales (distribución más justa de la renta, disminución del paro...). Con estas medidas la economía norteamericana comenzó a recuperarse, pero no se recuperaría del todo hasta los años de la Segunda Guerra Mundial.
Esta crisis de los años 30 la podemos relacionar perfectamente con la que estamos viviendo en nuestros días. Las dos tienen como causas principales el egoísmo y la especulación, que solo llevan al enriquecimiento de muy pocas personas y a la miseria de muchas otras. Para solucionar la crisis actual, el gobierno, al igual que hizo Roosevelt en su época, debe de incrementar la confianza en las instituciones para conseguir reducir el paro y aumentar el consumo para así también aumentar la producción y salir de esta situación. Otra similitud entre la situación actual y la de los años 30 es que las dos crisis se producen después de una época dorada para la economía. Esto se debe a que la economía, con el paso del tiempo va pasando por diferentes fases o ciclos. Por lo tanto, los organismo económicos deberían intentar que las fases expansivas no lo fueran tanto para que las contractivas no acabarán en graves crisis, es decir deben evitar las grandes fluctuaciones de la economía. Personalmente opino, por lo que hemos visto, que no hemos aprendido de los errores del pasado y que por lo tanto esta situación se puede repetir perfectamente dentro de unos cuantos años, eso si, opino que al final, con las medidas y actuaciones adecuadas saldremos de ellas.